Del libro del profeta Oseas
Os 2,16b.17b.21-22
Así dice el Señor:
«He aquí que la llevaré al desierto
y hablaré a su corazón.
Allí me responderá
como en los días de su juventud,
como en el día en que subió del país de Egipto.
Te haré mi esposa para siempre,
Te haré mi esposa en justicia y equidad
en amor y compasión,
Te haré mi esposa en la fidelidad
y tú conocerás al Señor.
Evangelio según san Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las insensatas, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas. Como el novio tardara, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a medianoche se oyó un grito: «¡Ya esta aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!» Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: «Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan». Pero las prudentes replicaron: «No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis». Mientras ellas iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes, diciendo: «Señor, señor, ábrenos». Pero él respondió: «En verdad os digo que no os conozco». Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.